Disruptores endocrinos ¿qué son y por qué se habla tanto de ellos?

Hoy en el blog de Essabó te contamos un poco más sobre los disruptores endocrinos, los tóxicos de los que todos hablan y que están presentes en casi todos los cosméticos ¡pero no en los de Essabó!

La mayoría de los cosméticos convencionales, incluidos los de farmacia, contienen sustancias llamadas disruptores endocrinos que afectan a nuestro equilibrio hormonal.

El embarazo, el periodo fetal, y la adolescencia, son periodos especialmente sensibles a estos compuestos, que están presentes en muchos cosméticos.

El hecho de que sean legales, aun siendo tóxicos, se debe a varios factores:

 

  1. Las bases que establecían lo que es tóxico y lo que no, y en las que se basan las leyes de la Unión Europea que es el continente con más control sobre tóxicos, están obsoletas, ya que contemplan la actividad tóxica en partes por millón.

Sin embargo, muchos de estos tóxicos demuestran actividad hormonal a niveles de partes por billón, allá donde los sistemas de evaluación de tóxicos no llegan.

Por eso, un umbral de seguridad del 0,4% como es el caso de los parabenos, es insuficiente, ya que, como afirma el experto en disrupción endocrina Nicolás Olea, “no hay umbral de seguridad para los disruptores endocrinos”.

 

  1. No existe acción-reacción. El hecho de que la exposición a los disruptores endocrinos no tenga un efecto acción-reacción dificulta el establecimiento de los vínculos entre una enfermedad y el causante de la misma.

Los tristes casos de la intoxicación por carne mechá de hace unas semanas permitieron identificar la causa y poner medidas para evitar más afectados.

¿Y si los efectos fueran diferentes en cada persona y se manifestaran dentro de varios años e, incluso, en las generaciones siguientes?

Ese es el caso de los disruptores endocrinos, que afectan de manera diferente a hombres y mujeres, a niños y adultos e, incluso, pueden no afectar a quien está en contacto con ellos, pero sí a sus descendientes, como ocurrió con el Dietilestilbestrol.

 

  1. Afectan a hormonas muy diferentes, por lo que el mapa de enfermedades que dibujan es de lo más variopinto.

Ya conocemos que los disruptores endocrinos afectan de forma diferente al feto y al adulto, al hombre y a la mujer.

Si, además, estos disruptores endocrinos afectan a diferentes hormonas ¿cuántas variables de afecciones podríamos encontrar?

Ese es uno de los grandes problemas.

 

  1. Los análisis de toxicología se hacen con animales de cadena trófica mucho más corta.

Sin entrar en disquisiciones morales sobre el trato animal en los laboratorios (aunque somos una marca 100% cruelty free, por lo que ya sabéis nuestra opinión al respecto), los test de toxicidad se hacen en animales que tienen una vida de tres meses.

Trasladar las conclusiones de un estudio realizado durante unas semanas con pequeños animales a los seres humanos con mucha más grasa (porque los tóxicos se almacenan en el tejido graso) y una media de 80 años de vida es inviable.

  1. Los tóxicos se evalúan de uno en uno, y no su efecto combinado como sucede en la realidad.

Si tenemos en cuenta que los seres humanos estamos en contacto diario con decena de tóxicos diferentes ¿no tendría sentido evaluar cómo se comportan todos juntos en nuestro cuerpo en vez de uno por uno?

En este sentido, destacamos el estudio que hizo el ciencífico Andreas Kortenkamp titulado ‘Something from nothing’ (Algo de la nada) en el que se estudiaron los efectos conjuntos de ocho elementos que, analizados por separado, no arrojaban niveles de toxicidad destacables, probando de esta manera el llamado ‘efecto aditivo’.

O A lot from a little’ (mucho de un poco), en el que se da cuenta del potencial tóxico aditivo para la fauna marina de las hormonas esteroideas.

De forma que somos los seres humanos los que, finalmente, nos convertimos en las ratas de laboratorio y donde día a día se testan cientos de compuestos y sus efectos.

 

  1. No se pone en práctica el principio de precaución de la UE.

La Unión Europea estableció en 2008 el principio de precaución, precisamente para proteger a los ciudadanos de aquellas sustancias que, sin haber sido probadas en su totalidad las relaciones causa-efecto, hubiera sospechas sobre su toxicidad para los seres humanos o para el medio ambiente.

Las revistas científicas están repletas de literatura sobre los tóxicos que se encuentran en nuestros hogares, tóxicos que usamos día a día y que hacen que nuestra sociedad enferme de formas variadas y diversas.

Tanto es así, que la propia Unión Europea admite que el gasto sanitario anual provocado por los disruptores endocrinos asciente en la UE a 157.000 millones.

En estos momentos la Unión Europea se encuentra ante un gran efecto bola de nieve, ya que el uso de estos tóxicos está tan extendido que podemos encontrarlos en todos los hogares, de manera que su prohibición se hace casi imposible, dejando a los ciudadanos indefensos frente a estos tóxicos.

En el próximo artículo te contamos cuáles son estos tóxicos presentes en tu hogar y cómo puedes deshacerte de ellos.

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